Crece inversión minera en América Latina

La evolución de la economía china y el desenvolvimiento de la demanda del cobre marcarán la política de inversiones mineras en la región

Uno de los indicadores de la salud de la actividad industrial es el análisis del nivel de inversiones en el sector minero. Si bien la economía mundial se encuentra en medio de un periodo de oscilaciones financieras, las grandes corporaciones mineras siguen confiando en el potencial productivo que ofrece la región.

Según los estudios más recientes del sector, América Latina se sitúa a la cabeza de las inversiones mineras en exploración a nivel internacional. Esto se debe a la estabilidad política regional y al buen clima para hacer negocios. Chile—país eminentemente minero, con un aporte de 35% a los ingresos fiscales—está atrayendo grandes inversiones en el sector.

Así, en el periodo 2009-2015 se espera que las inversiones en minería superen US$75.000 millones, Otros países que se verán beneficiados por inversiones similares en minería son Brasil (US$58.000 millones), Perú (US$56.000 millones hasta 2020) y Colombia, con inversiones superiores a US$22.000 millones.

Si observamos con detenimiento el panorama internacional comprobaremos como la mayoría de las inversiones internacionales en exploración son realizadas por compañías con sede en Canadá y Australia. Sin embargo, la gran necesidad de recursos de China está convirtiendo a este país en un inversor cada vez más destacado en el descubrimiento de nuevos yacimientos a nivel mundial.

En 2010, las empresas chinas representaron alrededor del 11% de la exploración global total, con cerca del 31% de sus presupuestos asignados fuera de sus fronteras nacionales, dirigidos principalmente a las regiones mineras de Canadá, África y Asia Pacífico/Sudeste Asiático. El gigante asiático tiene una preferencia por buscar recursos energéticos y minerales en África. A pesar de ello, está comenzando a desarrollar negocios en Bolivia, siguiendo la pauta establecida en otras industrias de la región.

Independientemente de los esfuerzos chinos por establecer contactos regionales, América Latina ha sido considerada de forma consistente como el destino regional de exploración minera más popular a nivel mundial desde 1994. Desde entonces, el 26% de los presupuestos mundiales de exploración ha sido destinados a la región. En 2010, por ejemplo, se invirtieron US$2.900 millones en la exploración de metales no ferrosos.

México fue el principal destino de dichas inversiones, acaparando en total el 22% del gasto a nivel regional. Durante los últimos cinco años, la principal economía centroamericana se hizo con el 20% de dichas inversiones como promedio. El oro y la plata siguen siendo los objetivos preferidos. Este clima de inversiones se debe a la estabilidad política del país, las estructuras fiscales favorables para la inversión y operación minera y el apoyo del gobierno actual al sector de minería.

La situación social en el país, caracterizada por el aumento de la violencia en ciertas regiones, no ha disuadido a las mineras júnior canadienses y estadounidenses en sus políticas mineras. De hecho, más de la mitad de todas las exploraciones mineras en México son realizadas por compañías júnior.

El segundo destino de las inversiones en exploración corresponde a Perú, país donde se dirige el 20% de todo el presupuesto regional. El país andino ha sido hasta hace pocos años el tercer destino de las inversiones a nivel mundial, detrás de Canadá y Australia. Sin embargo, las inversiones decrecieron en 2010, fundamentalmente centradas en prospecciones de cobre y oro.

A continuación se sitúa Chile, país que ocupa el sexto lugar a nivel mundial. La mayor parte de las inversiones se centraron en exploraciones de cobre. Casi el 75% de las asignaciones en 2010 se destinaron a metales base. Si bien el gasto se repartió de forma equitativa en todas las fases del proceso, fue la exploración básica la que se llevó un porcentaje mayor de la inversión, con el 37% del total.

Brasil es el cuarto país con mayor capacidad para atraer capitales de inversión y cuenta con importantes prospecciones de níquel, cobre y oro, aunque también se están desarrollando prospecciones de menor cuantía en diamantes, PGM (grupo de metales del platino) y minerales industriales.

Vale fue la principal compañía inversora en prospecciones mineras, con un tercio de todo el capital destinado a este concepto.

Argentina ha atraído menos inversiones en prospección minera que su vecino del norte. Las inversiones en el sector minero durante el último año se centraron en oro, aunque también se asignaron sumas considerables a metales base y pequeñas cantidades a plata, litio y potasio. Es interesante señalar el caso de Colombia. Sin ser un destino típico de las inversiones mineras, éstas se triplicaron en 2008 para caer un 25% en 2009 debido a la crisis internacional. El año pasado aumentaron las inversiones en el país en 65%.

El resto de los 17 países de la región recibieron una inversión de US$263 millones, fundamentalmente para buscar oro (75% del total). Otra característica es que 22 empresas mineras destinaron cada una más de US$31 millones a la exploración regional, sin especificar en qué países se realizarían dichas inversiones.

La economía China será decisiva

Según informes del sector minero, el cobre se verá afectado a corto plazo por una política de enfriamiento de la economía china para contener la inflación mediante la contención de los precios. Para ello, se han subido los tipos de interés y ha aumentado el coeficiente de caja en entidades bancarias del país asiático. En resumidas cuentas, China debe desacelerar su crecimiento para evitar problemas derivados del incremento de los precios en su economía doméstica.

Es interesante observar cómo el consumo internacional de cobre continúa aumentando de forma ascendente cada década según se va incorporando China al grupo de grandes economías manufactureras. Prueba de ello es la variación del consumo de cobre en el periodo 1996-2010.

Durante este quinquenio, Gran Bretaña redujo su consumo de cobre en 510 toneladas, seguido de Holanda y Hungría (10 toneladas menos cada uno) y Noruega, con una reducción de 8 toneladas. Por otra parte, China aumentó su consumo de cobre en 7.346 toneladas, seguido de Corea (826 toneladas) y Japón (755 toneladas). Alemania y Estados Unidos también aumentaron su consumo de este metal, eso sí, sin llegar cada uno a la décima parte del crecimiento experimentado por China.

Resulta también interesante comprobar cómo los niveles de aumento de consumo y producción de cobre han ido paralelos desde la década de los 60. Por lo general, el consumo de cobre siempre ha crecido más que la producción a nivel mundial, a excepción de las décadas de los 80 y 90, las cuales coincidieron con el trasvase de producción industrial de Europa y Norteamérica a Asia y otras economías emergentes.

En 1990 la producción creció de forma más relevante que el consumo por primera vez. A partir de ese momento se invirtieron los papeles hasta el punto de que en la década actual, el crecimiento de la demanda (+3%) supera a la producción (+2%) a nivel mundial.

Un buen ejemplo se ve en el desempeño de las principales mineras en Chile, país que acapara el 35% de la producción a nivel mundial. El año pasado, sólo 4 de los 11 principales productores de cobre en aquel país aumentaron su producción. La tendencia, según explica CESCO, fue a la baja. Anglo American, por ejemplo, redujo su producción 7,3% y El Abra 11,5%.

Los análisis realizados por el centro de estudios chileno muestran como sólo Antofagasta Minerals y Collahuasi han aumentado su producción en los últimos cinco años. A nivel mundial, las grandes corporaciones mineras también han reducido drásticamente su producción en el último quinquenio. Esta situación podría ser problemática si continúa el incremento del consumo de cobre de la economía china.

MPA

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