Energía Solar a Ritmo de Merengue y Bachata

 

República Dominicana, la tierra de la bachata y el merengue ahora es un líder caribeño de las energías alternativas.

Por Cristina Mayayo.

 

Ya se está desarrollando el primer parque de energía eólica de República Dominicana. En la foto aparece un aspecto de una instalación eólica en España.

República Dominicana es un país que muchos identifican por sus playas paradisiacas, complejos hoteleros y por supuesto por los ritmos del merengue y la bachata. Pero muy pocos pensarían que esta isla caribeña se está convirtiendo en un líder latinoamericano en el desarrollo de energías alternativas. En los últimos años, la isla ha logrado atraer a varias empresas españolas para que desarrollen plantas de producción de energía solar, energía eólica y biocombustibles. Y todo es parte de una política de gobierno. Su secretario de estado y presidente de la Comisión Nacional de Energía (CNE), Arístides Fernández Zucco, durante una conferencia mundial sobre el tema, que se realizó en París en junio de 2007 y que reunió a más de sesenta Ministros de Energía, propuso a la UNESCO que declare la energía como una prioridad, con la misma importancia que tienen la salud y la educación, en la lucha sostenible contra la pobreza. Fernandez Zucco destacó que “es abrumadora la cantidad de estadísticas que evidencian la causalidad recíproca entre las poblaciones más pobres de cada región del mundo y el inadecuado acceso de dichas poblaciones a las diversas fuentes de energía”. Y afirmó que “facilitar el acceso a producir y consumir energía es uno de los objetivos fundamentales del desarrollo y de la lucha estratégica para salir de la pobreza.” El gobierno dominicano creó en junio de 2003 el Centro de Exportación e Inversión, CEI-RD, con la intención de incentivar, regular y facilitar la creación de nuevos proyectos, y cuyos objetivos son entre otros, reducir la pobreza en un 15% en un periodo de diez años y eliminar el desempleo para el año 2020.

Las principales áreas de interés del CEI-RD son la creación y mejora de las infraestructuras en sectores como turismo, transporte, telecomunicaciones y energías renovables. Además, la Ley 57-07 de Incentivos a las Energías Renovables, por la que el gobierno otorga facilidades y rebajas de impuestos a los usuarios de energías alternativas, pretende disparar su consumo en los próximos años. El país quiere un futuro energético en el que las necesidades sean suplidas domésticamente, sin contribuir al cambio climático, y con la creación de nuevos empleos. Para ello, ya ha empezado a aprovechar recursos naturales como las 2.250 horas de sol de que goza la isla anualmente, las corrientes de aire de las zonas costeras, los terrenos estatales, o los desechos aún sin explotar.

Energía solar

En noviembre de 2007 el presidente de RD Leonel Fernández inauguró la primera planta de producción de paneles fotovoltaicos construida por la empresa española Fluitecnik Solar con una inversión de US$35,5 millones. Cuando esté terminado, el proyecto contará con dos plantas generadoras de paneles de energía solar de 4.000 megavatios cada una. Alberto Madoz, presidente de Fluitecnik, afirma que el objetivo de la empresa “no es sólo la fabricación de módulos solares para consumo local y exportación, sino que su misión estratégica reside en dotar al proyecto de los recursos necesarios para crear en la sociedad dominicana la necesidad de utilizar, de manera urgente, las energías renovables ante la carencia del petróleo y los altos precios en las tarifas por concepto de consumo”. Con esta intención, directivos de la empresa imparten seminarios informativos a profesionales y organizan visitas guiadas con grupos de colegiales para que conozcan las ventajas de la energía solar. La luz del sol se plantea como medio de energía alternativa, económica y limpia, ya que para aprovecharla no se requiere utilizar otras materias contaminantes. De esta manera se espera promover desarrollos compatibles con el medio ambiente, que garanticen su protección y posibiliten un potente desarrollo energético sostenible.

Energía eólica

España ocupa el segundo lugar, junto con Estados Unidos, en la generación de energía eólica, después de Alemania.

El primer parque eólico de República Dominicana ya está en marcha. Consta de cinco aerogeneradores con una capacidad total de 9 megavatios que ahorrarán más de US$3 millones al año. Se trata de una inversión del Consorcio Energético Punta Cana-Macao (CEPM). Diversos organismos y empresas españolas colaboran con asesoramiento e inversiones en esta transformación energética que ya ha comenzado el país caribeño. No en vano España es el tercer país del mundo en el desarrollo de energía solar, y el segundo, junto con EE.UU., en producción de energía eólica después de Alemania. Los análisis realizados en República Dominicana por el Centro Español de Energías Renovables (CENER) señalan un futuro muy interesante a la energía eólica en los próximos 10 años. El CENER indica que se pueden instalar alrededor de 1.000 megavatios con una producción equivalente de 8.300 gigavatios/ hora lo que supondrá cerca de un 20% del consumo total de República Dominicana. Todo ello contando con que las infraestructuras viales y la red se adecuen para poder hacer posible tal desarrollo. En la medida en que mejoren los sistemas de predicción de viento, así como las redes de comunicación y accesos, el desarrollo de la energía eólica puede ser aún mayor.

Producción de biocombustibles

El gobierno dominicano apuesta también por los biocombustibles y ha encargado a la empresa española Globasol un ambicioso proyecto que generará 60,000 toneladas anuales de biodiesel a partir de cultivos agro energéticos diversificados en una superficie de terreno estatal de 37,500 hectáreas. La planta de producción de los biocarburantes utilizará también los aceites usados por las instalaciones hoteleras. La empresa española garantiza la sostenibilidad del proyecto porque funciona a tres niveles. A nivel económico es rentable porque parte de la producción se destina a la exportación y genera riqueza en las comunidades donde actúa. A nivel social también, ya que ofrece unos 12.000 puestos de trabajo directos y posibilita la transferencia de tecnología. Y a nivel medioambiental, porque se aprovechan terrenos no productivos y reduce las emisiones de CO2 a la atmósfera. Además ya hay un acuerdo firmado con la empresa Masada-Zapata para la instalación de una planta de generación de energía eléctrica y etanol a partir de los residuos sólidos orgánicos del municipio Este de Santo Domingo. Parte de los 30 millones de galones anuales de su producción se destinará a la exportación. El aumento del precio del petróleo y la dependencia de los países del área, importadores netos de crudo, obliga a los gobiernos a buscar nuevas fuentes de energía. En la última asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que tuvo lugar el pasado mes de abril en Miami, expertos, banqueros y políticos coincidieron en que América Latina tiene ante sí el reto de abordar el desarrollo sustentado en fuentes de energía renovables.

Las recientes previsiones del BID indican que el aumento de consumo energético en la región se verá incrementado en un 75% para el año 2030. El presidente del BID, Luis Alberto Moreno, afirmó en rueda de prensa que “es indispensable que empecemos a usar energías renovables” y detalló que en diez años los países del área “requerirán aumentar su capacidad para generación de energía en un 50%”. Asimismo señaló que ya existen “toda una serie de medidas potenciales, de desarrollo limpio que revisten un beneficio económico” y que para implementarlas harían falta inversiones del orden de US$1,6 billones. Ante la falta de recursos

de la mayoría de los países, Moreno alentó a los gobiernos a buscar acuerdos con países tecnológicamente más avanzados para conseguir inversionistas y desarrollar los proyectos conjuntamente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han acusado a los biocombustibles de ser culpables de la crisis global desatada por el alza de los precios de los alimentos. Sin embargo, algunos de los principales productores, como Brasil, han señalado que la responsabilidad de la actual crisis no es la bioenergía sino el proteccionismo de los países desarrollados, que “distorsiona” los mercados e impide el desarrollo

de las naciones más pobres. “Para las naciones en desarrollo, los biocombustibles representan una forma significativa de reducir la dependencia de las importaciones de petróleo, corregir los desequilibrios comerciales y ahorrar para elevar el gasto en salud, educación y desarrollo social”, afirma el diplomático Antonio Patriota, de Brasil, país que está a la vanguardia en esta materia. Divergencias aparte, en lo que todos están de acuerdo es en que estamos en un momento decisivo para generar energías renovables que nos liberen de la dependencia de los combustibles fósiles. MPA


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