De las cavernas a los carros eléctricos

En América Latina necesitamos, en cierta forma, salir de las cavernas y montarnos, de manera cómoda, en un carro eléctrico, alimentado con baterías de litio, elemento que sale de las entrañas de un salar en Bolivia o Chile. Tenemos la materia prima, pero aún no producimos bienes o tecnologías que den valor agregado. En sentido figurado (pero no tanto) seguimos en las cavernas.

Al mismo tiempo, está entrando dinero a borbotones a nuestros Estados. Las grandes mineras del mundo tienen sus recursos puestos en proyectos colosales como Pascua Lama, en Chile y Argentina; China, a pesar de la desaceleración experimentada en 2012, está creando grandes concentraciones urbanas, con exigencias cada vez mayores de consumo de productos con componentes extraídos de nuestras minas. Son millones de consumidores que ya están comprando tecnología y productos que estamos lejos de crear en nuestras fábricas, universidades o centros de investigación.

Hay estudios que citan casos exitosos de la minería como el motor de crecimiento y generación de recursos para nuevos proyectos productivos. Canadá o Chile, por ejemplo. Pero lo evidente, ahora, es que nuestra estabilidad macroeconómica depende, hoy por hoy, de lo que pase en Asia, en especial en China, país al que llegan el grueso de las exportaciones de Brasil, para poner un caso ilustrativo.

¿Están las condiciones dadas para que podamos crear y, por supuesto, patentar nuestros productos con valor agregado? ¿Hay indicios en la región de un vigoroso desarrollo en investigación y tecnología para que de ahí surjan ideas innovadoras? Ojalá las nuevas generaciones, no sólo consuman las tecnologías provenientes de las grandes potencias económicas, sino que las produzcan. Que logren aprovechar los grandes influjos de capital de más de una década, para inventar algo más productivo que la rueda.

Sergio Otálora Editor Minería Pan-Americana

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